Como todos sabrán, la reforma tributaria impulsada por Michelle Bachellet, que servirá para financiar básicamente las demandas en el sector educación, ha sido el blanco de las críticas destempladas de la oposición y todos los gremios que la respaldan. Han vaticinado el apocalípsis como mínimo de aprobarse tal proyecto, que caerán las penas del infierno, las plagas y años de mala suerte. Por otro lado, el oficialismo ve en ella, la salvación y un lavado de imagen de sus últimos años, que no han sido precisamente para andar jactándose.
Una mirada a este contraste ideológico.
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